El 12 de diciembre se festeja en México el Día de Nuestra Señora de Guadalupe, que es además la Patrona de México. Independientemente de la religión que uno profese, si es que profesa alguna, todo lo que se genera en torno a la virgen durante esos días tiene una energía especial.
Cuando viajé a México, en el 2009, lo hice para esta época del año. El área de comunicaciones internas de una pyme en la que estaba se había ido al cielo y ahí estaba yo, finales de noviembre, con indemnización en mano (algún día algún politólogo, sociólogo, opinólogo me tendrá que informar porque estas cosas pasan a fin de año), menos de 30 años y un nada para hacer.
Así llegué a México, en medio de los festejos fervientes de la Reina de México. Las que siguen son algunas fotos de las que voy encontrando de ese viaje, y les deseo a los mexicanos que tengan un buen día lleno de paz y amor.
La villa en dónde se encuentra la Basílica de Guadalupe, no sólo se llena de gente el día 12 de diciembre, también lo hacen los días que siguen. Hasta el lugar llegan distintas caravanas, de mariachis, de personas vestidas de pueblos originarios entre otros. Además hay miles de personas que llevan a sus bebés para ser bautizados.
En los alrededores de la villa de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, hay también una suerte de feria en donde puedes encontrar cualquier tipo de producto con la cara de la virgen. De más está decir que su imagen puede quedar bien en decoración.
Claro está que no todo lo que venden tiene onda o sirven para una decoración con estilo latino.
Las bolsas, creo que todas las minitas que estudiamos en algún momento en Fsoc, y pasamos por México volvimos con una de esas bolsas. En su defecto, si no trajimos la de La Lupita, trajimos la de La Katrina (o la de los dos como es mi caso).
La villa es tan grande, que puedes tomar un paseo en este tipo de tuc tuc.
La Virgen a modo de decoración en un resto con onda en Guanajuato, en dónde me sirvieron un café con la temperatura ideal.
Los altares en la vía pública son una constante. Como los de las plazas del Gauchito Gil en algunos lados de Buenos Aires.