la frontera más larga que tiene mi país la comparte con Chile, en teoría deberíamos ser "hermanos" o parecidos, pero no.
Pase el bicentenario argento y ahora me toca el chileno y no puedo creer las diferencias, es como una navidad patriótica, donde las casas se adornan, con motivos afines, como si fuera un cumpleaños infantil, con cotillón, pero todo en tres colores.
No salgo de mi sorpresa todos se hacen regalos, se compran ropa nueva, se endeudan para pasar fiestas patrias.
La gente baila cueca y yo por primera vez en mi vida hoy también lo hice. Todo hace parecer que es solo mi primer 18 de septiembre.
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