jueves, 20 de diciembre de 2012

Reencuentro con London

Entrar en London a las primeras horas de la mañana, me recordó a entrar a Montevideo, pero con mucha neblina.

Llegamos de noche, y con un frío que...mamita querida!!! bajamos al Victoria Coach Station. Y es mucho más chica de lo que esperabamos.



Nos imaginabamos tomando un café hasta que se hiciera de día y así salir. Claro, en Victoria, aún no había nada abierto.

De repente aparecen varios japoneses buscando un cafe, y unos señores negros con pinta de trabajar se bajan del que viene de Manchester.

Allá a lo lejos viene uno de esos tipo musulmán que para nosotros solo se ven en las películas, pero para los que viven en Europa es algo mucho más normal. Si somos medio bobos, pero cada vez que veíamos a uno de ellos, con esos como vestidos blancos, barbas largas y sombreros cantabamos una canción con ritmo árabe algo así como "ualalalala"

Bueno, recien son las 7 AM y la chica de la cafetería y empezaba a abrir. Entendí, por que en London los talles M son casi L. Gracias a Dios y no son esos L que parecen S a los que estamos acostumbradas las porteñas.

Era el primer viaje después de Paris. Y Hassam (si,  mi bolso negro) ya no podía más de pesado. Se daba vuelta. vuelta. Me entendés.

A caminar, 5 cuadras hasta llegar al hostel.

Ok, London, con esa cosa que maneja al revés me marea. Casi de noche, casi nadie, y no tengo miedo.


Llegamos al hostel, The White Ferry, y nos atiende con bastante poca onda un tipico ingles lindo al estilo Damon Albarn cuando joven. A tirar los bolsos por ahí abajo en la bodega, y a volver a las 14.

Frío, de la hostia y llegar sin dormir. Dificil convencer a mi marido, de que había sido la mejor elección del mundo ir a London.

Paramos en un patio de comidas, el de Victoria St.Con pena descubrimos que un té allí, salía lo mismo que en la terminal. Y el baño 30 peñiques. Chanfles x 2.

Yo no tomé café, si no, me moría del mear en cualquier momento.

A caminar, esto es London, y queríamos conocer. Después de caminar 20 cuadras de verdad y no las 6 cuadras de mentira del mapa llegamos al Buckingham Palace.

Pero antes, vimos a un chico andando a caballo, con aire señorial, vestido como de equitación. Ok, esto es London, solo acá podés ver estas cosas.

Mi marido, fan de la guerra, se quedó mirando como prácticaban el cambio de guardia. De repente muchos caballos vienen corriendo por el medio de la calle. London tiene ese encanto de aristocracia decadente que amo y mucho. Encima, eran esos días en los que homenajeaban a los veteranos de guerra. Y todos llevan su puppy en el saco.

El olor de caballo y plantas del Parque Saint James siguen sumando puntos. No te puedo explicar la onda de London, no puedo. 


 Vamos camino al Museo Imperial de Guerra. Te dije, el gordo es fan de la guerra.  Hace mucho frío, sigo sin comer.   








2 comentarios:

  1. que lindo viajecito!!! :D

    Londres a nosotros nos gusto poco, pero quizas algun dia podamos volver para descubrirle el lado cope que ademas en un solo dia no podes encontrarle!...la proxima sera! ;D

    besos!

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  2. la verdad que fuee un viaje hermoso!
    para mi londres tiene mucha onda! pero claro, no podría vivir ahí

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