Flamenco dancer, como mi hermana, mi mamá y la mina de la canción de Counting Crows. Y zapatos para hacer ticataca, tacata, tacata.
Por supuesto, Madrid además tiene unos sabores geniales, esos que muchos como yo llevamos en el ADN.
Voy a cerrar los ojos y contar hasta tres y esperar aparecer en Madrid. Como eso no pasa, me quedo contenta porque mi compañerito acaba de hacer pizza con aceite de oliva perfumada. Loleta de viaje también es felíz en casa
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